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miércoles, 29 de enero de 2014

“El sexo salvaje y el “género” buscan destruir la familia y crear un nuevo orden mundial”

"El sexo salvaje y el "género" buscan destruir la familia y crear un nuevo orden mundial"
Entrevista con la socióloga alemana, escritora y conferencista, Gabriele Kuby: “A través de la revolución sexual global la élite del poder ataca el orden de la creación y, al hacerlo, a la humanidad entera”.
La alemana Gabriele Kuby, nacida en Constanza el año 1944, madre de tres hijos, es una socióloga de profesión y autora de ensayos relacionados con la educación y la sexualidad. Su largo compromiso con el movimiento estudiantil alemán surgió el año sesenta y ocho. Luego Gabriele Kuby se convirtió y entró en la Iglesia católica recibiendo el sacramento del bautismo el 12 de enero de 1997, fiesta del Bautismo de Jesús. Su primer libro ( Mein Weg zu Maria – Von der Kraft lebendigen Glaubens , Mi camino hacia María – Por la fuerza de la fe en la vida) fue un best -seller.
Como analista centra su atención en los callejones sin salida visibles en la sociedad moderna, señalando una vía abierta hacia una nueva conciencia de la experiencia cristiana. Su único libro publicado en Italia es La Revolución de Género. ConRelativismo en acción (Cantagalli, 2008) lanzó un grito de alarma a los Estados miembros de la Unión Europea: en todo ámbito de la vida pública debe ser reconocida como fundamento de la familia, la diferencia sexual entre hombre y mujer. Su último libro publicado en Alemania hace un año atrás, “La revolución sexual global”, da el contexto a la entrevista que presentamos. En él la socióloga alemana establece reflexión sobre la destrucción de la libertad en nombre de la libertad.Iniciando su entrevista con Tempi (Italia) señala: “El 31 de septiembre 2012 tuve el privilegio de entregar personalmente una copia del libro al Papa Benedicto XVI, y para mí fue un gran estímulo oírle decir «Agradecemos a Dios por lo que dice y escribe»”.
Sra. Kuby, comencemos con la denuncia de su último libro “La revolución sexual global”: ¿Cuál es la razón que le ha llevado a escribirlo?
Constatar que la liberalización de las normas sexuales es hoy la primera línea de lucha cultural. Yo pertenezco a la generación del ‘68, y participé activamente en aquel movimiento. Pero después de mi conversión cayó la venda de mis ojos. Después del libro publicado el 2006, dedicado a la revolución del “género”, continué recogiendo material y en ese momento sentí la necesidad de exponer la evolución de esta ideología, porque todo el mundo está sintiendo los efectos de la inversión de valores, como la destrucción de la familia. Pero son pocos los que están conscientes de que detrás (de la ideología) se esconde una estrategia de la élite del poder, que opera desde las Naciones Unidas, la Unión Europea y las altas finanzas.
Concretamente, ¿cuál es el mensaje que intenta transmitir?
La desregulación de las normas sexuales conduce a la destrucción de la cultura. La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 dice que la familia es el núcleo de la sociedad y que para permitir su existencia, es necesaria una regulación moral. Pero hoy con todas las agresiones que los niños reciben a través de los medios de comunicación, Internet y el tipo de educación sexual obligatoria que se imparte en las escuelas, es difícil que puedan convertirse en adultos maduros, capaces de asumir la responsabilidad de ser madres y padres.
¿Por qué en el subtítulo del libro acentúa la libertad y la destrucción que en nombre de ella se hace?
La exaltación filosófica del individualismo proviene desde la Ilustración y en el siglo XX nos imponen la dictadura de considerar la libertad, o más bien la libertad absoluta, como el valor más importante; sin embargo, en nuestro mundo, que está condicionado por los límites, eso no existe. La desregulación de las normas sexuales se le presenta al ser humano como una parte de esa libertad. ¿Pero qué sucede realmente cuando el impulso sexual está fuera de control?… Que el otro es considerado simplemente como un objeto de la propia gratificación sexual. Los datos señalando que en nuestra sociedad una de cada cuatro niñas y uno de cada diez niños son agredidos sexualmente, muestran lo que ocurre como resultado del hecho de que ya no se enseña el autocontrol. El caos social resultante exige un constante mayor control por parte del Estado… Lo indicó Platón,hace 2.400 años, que esta situación conduce a la tiranía.¿Por qué en el libro se refiere tanto a la novela de Aldous Huxley publicada el año 1930, Un mundo feliz?
Es fascinante leer hoy esa obra profética, en la que los hombres son productos de laboratorio y formados a través de los medios de comunicación y los psicofármacos para ser felices; donde los niños se entretienen con el sexo a la par de los adultos y donde todo está controlado por “Ford”, “nuestro Señor”. Originalmente Huxley había pensado que su “fantasía” ocurriría 600 años después, pero ya en 1949 ese futuro se había reducido a un centenar de años. Sin embargo no era aún posible todo lo que está permitido hoy (selección prenatal, maternidad subrogada, la manipulación genética, progenitor 1 y progenitor 2); pero Huxley era muy consciente de que la verdadera revolución ocurre en el corazón y la mente de la persona.
¿Cuáles son en su opinión las razones de la crisis de nuestra civilización?
La diferencia decisiva se produjo con la Revolución Cultural de los setenta. Promovida por estudiantes, hijos de la burguesía, la rebelión se basó en tres impulsos: los jóvenes se sintieron atraídos por las teorías marxistas (a pesar del muro de Berlín y los tanques soviéticos en Praga, en contra de la democracia); en segundo lugar estuvo el feminismo radical, que buscaba liberar a las mujeres de la “esclavitud de la maternidad” (éstas son las palabras utilizadas por Simone de Beauvoir ); el tercer impulso fue el de la “liberación sexual”. Las palabras de moda en este sentido fueron: Cuando tu sexualidad sea “liberada”, habrás derrumbado cualquier tipo de condicionamiento moral, entonces se podrá construir una sociedad libre de la opresión. Esa generación, la mía, falló en el intento de involucrar al “proletariado”, realizando una verdadera “carrera dentro las instituciones”. Tanto es así que lo que antes era un movimiento de oposición, hoy es la política oficial de las grandes organizaciones internacionales, de muchos gobiernos nacionales, no sólo de la izquierda. Y los medios, que marcan pauta, siguen esta “agenda”.
En sus conclusiones realiza una referencia interesante al libro del erudito belga Marguerite A. Peeters, La globalización de la revolución cultural occidental
No sólo interesante, sino fundamental, porque me abrió los ojos. Por mi parte, me he centrado en el núcleo de esa revolución: la desregulación de las normas morales sobre la sexualidad. La revolución sexual global está promovida por las élites en el poder. Ya he mencionado a la ONU y la Unión Europea, pero al hablar de estas hay que referirse también a toda una impenetrable red de otras organizaciones ocultas: las que forman parte de los grupos industriales globalizados, las grandes fundaciones como la Rockefeller y Guggenheim, la gente muy rica como Bill y Melinda Gates, Ted Turner y Warren Buffett, o las organizaciones no gubernamentales de gran tamaño como la Federación Internacional de Planificación de la Familia (Planned Parenthood Federation) y la Unión Internacional de lesbianas y gays (ILGA). Todos estos individuos trabajan en los niveles superiores de la sociedad disponiendo para ello de enormes recursos económicos. Y todos tienen un interés común: reducir el crecimiento de la población en este planeta. El aborto, el control de la natalidad a través de los anticonceptivos, la destrucción de la familia: todo esto sirve para el propósito de crear un nuevo orden mundial.
¿Cuál es entonces el papel de “La perspectiva de género” en este contexto “revolucionario” globalizado?
El concepto de “Género” presupone que cualquier orientación sexual -heterosexual, homosexual, bisexual y transexual- es equivalente y debe ser aceptada por la sociedad. El objetivo es la superación de la “heterosexualidad forzada” y la creación de un hombre nuevo, que se permita la libertad de elegir y disfrutar su identidad sexual, con independencia de su sexo biológico. Cualquier persona que se opone a esto, individuos o estados, se les discrimina rotulándolos como “homofóbico”. Se trata de un ataque mundial contra el orden de la creación y, así, a toda la humanidad. Esto destruye las bases de la familia, entregando al déspota de turno a la persona que ya no es capaz de reconocer si es hombre o mujer.
En su último libro usted ataca fuerte a la pornografía y a quienes la toleran.
Sí, porque la pornografía es una droga y, como tal, es adictiva. Una droga que destruye la capacidad de amar y de asumir la responsabilidad de ser padre y madre. Además constituye un plano inclinado en el que es fácil caer hacia el abismo de la criminalidad sexual… que termina por involucrar también a los niños y a los jóvenes. Al respecto, en Alemania las cifras son alarmantes: el 20 por ciento de los adolescentes entre 12 y 17 años “consumen” a diario pornografía, el 42 por ciento por lo menos una vez a la semana. ¿Qué personas se pueden formar en estas condiciones? Y es difícil entender el por qué la Unión Europea ha demostrado ser tan agresiva contra el tabaquismo, pero no hace nada para evitar el embrutecimiento que causa la pornografía.
En esta situación de “revolución sexual global”, ¿cuál es la tarea de los cristianos?
Esto es obviamente un asunto que nos concierne a todos. Nos guste o no, lo primero es poner orden en nuestra propia vida sexual, pues la vocación humana se eleva en el amor verdadero, el amor que da la felicidad. De lo contrario usted ni siquiera podrá encontrar la motivación para hacer frente a una batalla como ésta, que es por la dignidad humana, por la familia, por nuestros hijos, por el futuro.
Fuente:  portaluz.org


Las plantas piensan, hablan y leen tu mente, dicen científicos


La última investigación de un equipo de científicos de la Universidad de Australia Occidental (UWA), descubrió que las plantas tienen memoria a largo plazo. El equipo de investigaciones también demostró que las plantas tienen procesos mentales superiores, incluyendo la capacidad de sentir miedo y felicidad, capacidad de comunicación, e incluso la capacidad de leer la mente.
El Príncipe Carlos, una vez dijo que había hablado con las plantas y que ellas respondieron. Dice el artículo de The Economist, refiriéndose a la nueva investigación de la memoria de las plantas, que el príncipe pronto podría ser reivindicado, después de enfrentar a algunas burlas por su declaración.
Demos una mirada a la mente de las plantas.
1. Las plantas tienen memoria a largo plazo
La Dra. Mónica Gagliano dirigió el estudio UWA, que fue publicado en la revista Oecología. Ella y su equipo dejaron caer, desde cierta altura, unas macetas de plantas de mimosa pudica, sobre una espuma de relleno, para conmocionar a las plantas, pero sin hacerles daño. Las mimosas fueron elegidas por su atributo único de  cerrar las hojas cuando se sienten amenazadas, lo cual facilita observar su reacción a los estímulos.
Lo que los investigadores querían ver, era si las plantas eran capaces de aprender que el choque amortiguado no les causaba daño. También querían ver si las plantas podían recordar este hecho después de un período prolongado de tiempo.
Las plantas dejaron de reaccionar después de unas cuantas caídas, mostrando que habían aprendido que la acción no era peligrosa. Los investigadores se aseguraron de descartar la fatiga como algo que les impidiera reaccionar, aplicando diferentes estímulos a los cuales ellas reaccionaron al instante.
Las pruebas se llevaron a cabo en múltiples plantas durante varios períodos de tiempo.
Algunas plantas se dejaron reposar durante 28 días, después de una prueba inicial de varias caídas, luego de estos días, las plantas todavía recordaban la lección que habían aprendido y no reaccionaron a las caídas, pero sí a otros estímulos.
¿Cómo piensan las plantas si no tienen cerebro?
Aunque las plantas no tienen cerebro ni sistemas nerviosos observados en otros organismos con facultades mentales superiores, los investigadores comenzaron a plantear la hipótesis de sistemas alternativos, por ejemplo, The Economist explica, que las plantas tienen vías bien formadas, a través de las cuales pueden transmitir información en forma de señales eléctricas.
2. Las plantas tienen sentimientos
El fallecido Cleve Backster hizo un descubrimiento asombroso en 1966, el cual creó en la gente la tendencia a hablarle a las plantas en sus casas.
Backster era un ex especialista del detector de mentiras en la CIA, que desarrolló varias técnicas poligráficas, todavía usadas hoy en día por las agencias militares y gubernamentales estadounidenses. Realizó un experimento con macetas de plantas de dragón (Dracaena) y lo detalló en su libro “La vida secreta de las plantas”.
Él tomó dos plantas de Dracaena y conectó a una de ellas a un detector de mentiras, luego pidió a una persona que  pisara la otra planta. Cuando se llevó a cabo esta acción, el polígrafo registró gran temor en la planta testigo del hecho.
Backster llegó aún más lejos, la planta que había registrado miedo, fue puesta a prueba otra vez. Varias personas entraron a la sala donde estaba esta planta, incluyendo la persona que había pisoteado la otra planta, el polígrafo no mostró ninguna reacción ante las otras personas, pero cuando la persona que había pisoteado la planta entró en la habitación, volvió a mostrar miedo. Parecía reconocerla.
Las plantas experimentan felicidad cuando las riegas, e incluso tienen la capacidad de leer las mentes humanas, asegura Backster.
3. Las plantas pueden leer la mente
En una ocasión, cuando Backster estaba decidiendo sobre qué nuevo experimento hacer con la planta, pensó quemarle las hojas para ver su reacción. Cuando él pensó en hacer daño a la planta, el polígrafo registró una reacción de miedo en la planta.
Los hallazgos de Backster  han sido reproducidos por otros investigadores, incluyendo los científicos  Alexander Dubrov y Marcel Vogel, quien estaba en IBM en el momento de sus estudios.
La Gran Época realizó una entrevista en profundidad con Backster poco antes de su muerte. Vea el artículo: Percepción primaria: ‘La vida secreta de las plantas.
4. Las plantas pueden “hablar”
La comunicación de las plantas es un campo de estudios cada vez más importante. La doctora Gagliano ha llevado a cabo recientemente varias investigaciones sobre el tema. En un estudio publicado en la Revista de Oxford, en 2012, Gagliano explicó que desde hace tiempo ya se sabe que las plantas producen ciertas ondas sonoras.
Muchos piensan que estas ondas sonoras pueden ser accidentales, una reacción natural de la planta a la deshidratación, y no comunicaciones intencionales, pero Gagliano no está tan segura.
Ella observó las formas como las plantas se comunican, el proceso que crea ondas sonoras se denomina cavitación y ocurre cuando las plantas se deshidratan.
Gagliano dijo, sin embargo: “las señales acústicas emitidas por las plantas son tan numerosas, que parece muy poco probable que cada evento acústico siempre sea atribuible únicamente a la cavitación … y de hecho, la evidencia reciente indica que las plantas generan sonidos independientes de la deshidratación y del proceso  de la cavitación”.
Citó una investigación que muestra que algunas de las ondas sonoras pueden ser creadas por un gran sistema de burbujas de los conductos del xilema.
“Aunque durante mucho tiempo, los mecanismos utilizados por los animales para percibir su entorno y comunicarse entre sí, han sido objeto de intenso interés científico, también existen estudios acerca de la comunicación de las plantas, pero todavía no son tan avanzados y reconocidos”, escribió Gagliano.
“Este es particularmente el caso de la bioacústica de las plantas, y es sorprendente si tenemos en cuenta que la capacidad de detectar el sonido y las vibraciones, es una modalidad sensorial filogenéticamente antigua detrás de la organización del comportamiento de todo organismo vivo y su relación con el entorno”.
¿Por qué los estadounidenses no se rebelan contra el sistema?

Los ingresos de los estadounidenses disminuyen, cada vez más personas engrosan las filas de la pobreza y casi toda la riqueza llena los bolsillos de los más ricos. ¿Por qué los estadounidenses no se rebelan contra el sistema?

Robert B. Reich, economista y político estadounidense que ocupó el cargo de secretario de Trabajo durante el mandato de Bill Clinton destaca en un artículo que, si bien la respuesta es compleja, confluyen tres razones que lo explican.
En primer lugar, la clase trabajadora está paralizada por el temor a perder los puestos de trabajo y los salarios que ya tiene.
“Nadie tiene seguridad laboral. La última cosa que quieren hacer es montar un escándalo y arriesgar lo poco que tienen”, explica Robert B. Reich.
En segundo lugar, el economista hace notar que los estudiantes no se atreven a cambiar la situación y a zarandear el barco.
“En las décadas pasadas los estudiantes fueron una fuerza importante para el cambio social. Ellos desempeñaron un papel activo en el movimiento de los derechos civiles, de la libertad de expresión, y en contra de la guerra del Vietnam”, señala Reich.
“Pero los estudiantes de hoy no quieren hacer un escándalo. Están cargados de deuda. Desde 1999 la deuda estudiantil ha aumentado en más de un 500%, mientras el promedio de salario inicial para los graduados se ha reducido un 10%, ajustado por la inflación. Las deudas de los estudiantes no pueden ser canceladas en quiebra. El incumplimiento lleva sanciones”, recuerda.
Como tercera razón Reich destaca a la opinión pública, que se ha vuelto tan “cínica” que muchos creen que la reforma no es posible.
“Cuando se les preguntó si creen que el Gobierno va a hacer lo correcto en la mayoría de los casos, menos del 20% de los estadounidenses creía que sí. Hace cincuenta años cuando esa pregunta se formuló por primera vez en las encuestas, el porcentaje fue de más del 75%”, explica Reich.
“En algún momento, las personas trabajadoras, estudiantes y el público en general se cansará de la situación. Harán reclamaciones a nuestra economía y a nuestra democracia. Esta ha sido la principal lección de la historia estadounidense”, indica.

“La reforma es menos arriesgada que la revolución, pero cuanto más esperemos, más probable resultará la última”, concluye.